Jun 23, 2011

( 24 ) Panamá - Costa Rica - Nicaragua - El salvador - Honduras - Guatemala

La llegada a Panamá fue normal en el Aeropuerto, aunque sorprendidos aduaneros y personal de KLM trataban de salvar todos los escollos naturales de las aduanas nuestros países. Tomé alojamiento en el centro de la ciudad en un hotel que daba miedo. Lleno de gente en la puerta, en los pasillos, en el bar, etc.etc. Alguien me sugirió cambiar de zona y busque un pequeño hotel cerca del Consulado Argentino. Ahora sí. Esa época en Panamá la pobreza era angustiante.  Con un empleado del Consulados fuimos a visitar el Canal y me pareció fabuloso. Conocía la historia de su construcción y nunca creí que iba a estar caminando cerca de su borde. Gracias al funcionario del Consulado.
A dos días de mi llegada me enteré que en Colombia habia sucedido un golpe de estado y habían derrocado al presidente Rojas Pinillas. Me salvé me dije. Todo el país estaba bajo Estado de Sitio. No hubiera podido salir.
En la oficina del representante Gilera de Panamá se encontraba otra de las cajas de Gilera Argentina y dos gomas nuevas. Era demasiado, pero cambié todo por las dudas me dije. Alguien me compró las gomas usadas por $5.-dolares y pensé: El costo de la Visa, pling Caja..!.. Visite nuevamente el Consulado Argentino y me dijeron que el camino hacia Costa Rica era de haciendas y no del gobierno, que no había comunicación terrestre oficial ni policía ni garantías, asi que tuve que implorar a Dios que me ayude y salir de viaje hacia el norte. Fué un error, había sido mal informado.
Pero lo que encontré no era agradable; debía transitar por los caminos que usaban con  las carretas de los que transportaban  los bananos, y claro yo ya era un poco mas experto en ese tipo de terreno  tratando de convencerme y seguir adelante dije. Comí bananos hasta rabiar y tome bebidas que nunca hasta hoy supe de que estaban hechas, pero todos las tomaban y se veian saludables. La cerveza buenísima y el Ron si bien era bueno, resultaba muy fuerte para mí. Me asombraba ver a la gente de esa zona, alegre, siempre con música alrededor. Uno les veía cara de felicidad. La mayoría era de origen africano. Con poco para vestirse, con poco para vivir. Las casas eran de caña y barro, los techos de hojas de los plátanos y la cocina siempre abajo de la galería y con la patrona revolviendo algo en una olla. Los chicos por todos lados con sus voces chillonas y portando como juguetes cosas intracendentes. El único temor que me invadía era que todos portaban grandes machetes y para peor había visto gente con perdida de una mano, un brazo o cicatrices en la cabeza. Yo debo apurar el paso pensé. No por miedo sino por temor...!!!
El borde o frontera si se podía llamar así, era solo una cabina que según me dijeron estaba abierta solo un día por semana y el día siguiente era ese día. Me firmaron los papeles, gracias a que el oficial estaba acompañado por una muchacha muy simpática; el trámite duro  menos de cinco minutos. Cerró el negocio y desapareció...con la muchacha por supuesto. Sin saber había errado el camino y tuve que dar una vuelta por territorio Costarricence para encontrar el puesto correspondiente para legalizar mi entrada a ese país. Me miraban con sorpresa ya que yo queria entrar,... pero venía de adentro. No fué dificil explicar mi error. Y me dijeron como para molestarme que había transpasado una zona muy peligrosa pero como lo había hecho temprano me había salvado, no tengo la menor duda, pero salvado de qué? Una vez que se toman no hay garantías me dijeron. Siempre inventan que uno les mira las mujeres y empiezan los problemas. Los miré seriamente me imagino y me tranquilizaron diciendo - Eso no pasa de este lado... Ufff!!!
Entré a Costa Rica sin tener idéa del tiempo que me iba a tomar llegar a San José.  Yo ahora venía de  Puerto Canóas y podía encontrar la Panamericana Sur.
Ningún problema, muchas preguntas con mis respectivas respuestas, felicitaciones y a seguir. El camino hasta San José lo realicé en dos días pero pocas horas de manejo. Por cualquier cosa me detenía. Todo era verde y hermoso. Solo la zona de Cartago y sus caminos con enormes precipicios me hicieron andar con cautela. Parte de ese camino lo hice entre nieblas que no permitían ver mas allá de 10 metros, siempre pegado a la pared de la montaña y despacio. Me daba escalofrío ver algunos autos desbarrancados y mas comprobar la velocidad con que manejaban los camioneros. Cuando llegué  a San José inmediatamente encontre a gente del Moto Club Costa Rica. Me dijeron que estaban de duelo por la muerte de uno de sus miembros por un accidente con la moto. Justamente en el lugar que estaba mencionando. Me reuní con ellos para asistir a la ceremonia en el Cementerio local. Era Mayo 16 de 1957. En ese momento y por casualidad me encontré con un argentino que tenía un taller de motos frente a una cancha de futbol y nos hicimos muy amigos. Anduvimos por todos lados conociendo no solo San José sino que llegamos hasta  la Playa de Punta Arenas.  Mi alojamiento fué en la Asociación Cristiana de Jovenes y así pude pasar mas días con esta maravillosa gente y tan increíbles elementos de atracción Natural, Cultural, Turistica y Religiosa. La comida excelente.  Centroamericana/Européa.  Me hice amigo de una muchacha que pertenecía al Club y ella me ayudó a conocer mejor la Ciudad. Tenía suerte, pero los muchachos se veían como celosos. Yo no le sacaba la novia a nadie. Eso me hubiera llevado a tener serios problemas y yo no los quería, de ninguna manera.
Además eso de llevar un muchacho en la parte de atras de la moto y sobre la parrilla no se veia bien. No es así?  La muchacha usaba ese tipo de polleras acampanada y sentada sobre la parrilla y con el viento era un regocijo los transeuntes y mi gran espejo retrovisor..., por supuesto.. Je !!
En mi libro aparecen 14 firmas de los miembros del Club y a ninguna le puedo reconocer su significado.
El 29 de Mayo 1957 ya seis meses en Ruta. Inicié mi viaje hacia el norte en un día de  lluvia. Pero mi traje de agua me protegía muy bien. Y me encantaba viajar con el agua golpeandome la cara. Era un ejercicio saludable. Así llegué a Peñas Blancas.
 A esa altura de mi viaje y según mis notas, había entrado en un estado de agotamiento que me producía un deseo de terminar pronto con esto. No había nada en contra de lo que encontraba, la gente mas que nunca eran muy interesantes, pero conocer y abandonar sin saber si uno volvería a ver a potenciales amigos y amigas. Era como comerce un helado en un barquillo y dejarlo a la mitad. Perdón por el ejemplo pero era así. Uno se coloca en esa tesitura de obtener una amistad y debería profundizar mas los valores de cada uno. Pero nó, llegaban a mi vida sin que los hubiera llamado y luego el abandono. La arquitectura de las ciudades quedaban allí, la fisonomía de las ciudades se modificaban según el interés de sus habitantes. Las carreteras, buenas o con problemas continuaría alli sujetas a sus tierras, pero los que las recorremos gastandolas con nuestras logicas intenciones de aventura y sin por ello aferrandonos a ellas, creaba un sentimiento de que  nos alejábanos de lo grato, la vida en sociedad de hermanos sin pensar en las banderas.
En estos pensamiéntos pase casi sin detenerme por Nicaragua, Solo en Managua otro grupo de Motociclístas entusiastas, con máquinas que me producian envidia y otras lástima, aunque históricas. Me pregunto: porqué la gente se aferra a poner cientos de horas en lo que ya cumplió su ciclo? Sufren el desgaste de sus amigas como propio y las muestran con orgullo, a pesar del sonido a martillazos de algunas de ellas y festejos de cohetes en sus escapes.Es una actividad de creación. Es como que una vez arregladas o restauradas eran mejor socias del orgullo de sus dueños. Fantástico !!
Fuera de punto le decían algunos y yo pensaba con todo mi respeto - fuera de edad, muchacho!!
Y así llegué a  El Salvador, y luego a Honduras. Visité Tegusigalta en una hora. Pero en Guatemala hice un stop anímico y tuve que reacondicionar mi mente. La ciudad se lo merecía. no mas que las otras, pero era una escusa para reponerme. Por primera vez me sentía lejos de mi ciudad, familia. de mis amigos de antes y los conseguidos en el viaje. etc.
Julio 18 de 1957 crucé la frontera de Mexico. Casi siete meses y medio de viaje. Once paíces recorridos.

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